Diversas escrituras antiguas coinciden en que el ser humano en esencia es igual que el poder creativo del universo, es decir, el ser humano es un ser divino. Con el estudio del ser humano hemos concluido que no hay personas que sean iguales.
La fórmula de nuestros superpoderes es la suma de lo que somos y de los que decimos ser. Hay que funcionar alineados a nuestra naturaleza para poder lograr ser felices, desarrollándonos en toda nuestra capacidad con el objetivo de crear valor y poder compartir ese valor creado.