La meditación de la respuesta compasiva

Por Kim John Payne, M. Ed.


Encuentra un momento de calma para empezar tu práctica o bien si no hay un momento de calma una mamá compartió que no tenía momentos de quietud y por lo tanto decidió hacer lo siguiente:

"Cada vez que pongo la llave en el coche para arrancar me acerco a mi hijo, después lo libero y luego arranco el coche."


En las primeras una o dos semanas por favor trata de hacerlo en un lugar y momento de calma, en un lugar que te ayude.

Puedes iniciar con una oración o con un verso que te inspire para preparar el ambiente.


Kim John Payne ofrece esta oración escrita por Adam Bittleston.

Aquí dice "el destino de mi hijo" pero tú cambia la palabra mi hijo por el nombre de tu hija o de tu hijo.


A ti te pido, ángel, que cuidas el destino de (mi hijo)

A través del dormir y al despertar y a lo largo de las eras del tiempo

Que mis pensamientos, llenos de esperanza, le lleguen a través de ti

Que reciba fortaleza de las fuentes de voluntad

De las fuentes de voluntad que nos llevan hacia la libertad


Que reciba luz de las fuentes de la sabiduría

Que entibian el corazón interior


Que sienta la paz de las fuentes de amor

Que bendicen nuestro trabajo


PASO 1

Visualiza la parte física de tu hijo;

Ahora llena el cuerpo físico con esas fuerzas vitales que le dan su movimiento, su postura, todo lo que le gusta hacer

Ahora visualiza el clima emocional: su vida interior, relaciones con los que lo rodean; ¿está centrada? ¿Hay un sentido o una sensación de bienestar, de estar organizada u organizado? Esa sensación de "estoy en mi cuerpo, sé lo que estoy haciendo, es divertido, es satisfactorio."


Ahora revisa tu propio cuerpo

Sentimos una especie de calidez cuando visualizamos al niño; trata de recordar esta sensación en ti


Vamos a volver al niño, para visualizar ahora a su doble, el aspecto donde tu hijo o tu hija está batallando.


Una vez más, visualiza su cuerpo físico sin ninguna suposición

¿Cómo es su físico?

Su cabello, sus ojos, el color, el tamaño..


Y ahora vamos a revisar las fuerzas vitales: visualiza al niño o a la niña haciendo algo que no les gusta, que están en un momento bajo, negativo; puede ser que estén hiperactivos o con baja energía; es un momento de frustración o de bloqueo... ¿Cómo están sus hombros, sus piernas, sus puños? considera la postura, su expresión facial.


Ahora vamos a considerar el clima, el ambiente emocional: ¿hay una tormenta? ¿O quizás un huracán?

¿está culpando a alguien? ¿Intolerante? ¿Está de mal humor? ¿Hacia adentro, retraído ?


Sabes que tu hijo está fuera de línea. No se siente en el lugar correcto, no hay un sentimiento de estar en su cuerpo, de estar organizado, posiblemente se siente perdido.


Ahora trata de enfocarte suavemente en estos aspectos del doble, de la lucha

Empieza a enfocarte suavemente en su lado dorado e intercambia entre una y otra imagen poniendo una delante de la otra y viceversa.

Tan solo repasa en tu mente las dos.

Sin simpatía ni antipatía, de manera neutral.

Tan sólo así es.



PASO 2

Ahora vamos a empezar a movernos entre estas dos imágenes


Primero enfócate en la belleza, en la primera, la dorada

Y ahora, libérala

Repite esto cuatro o cinco veces visualiza y libera esa imagen

puedes o no acompasarlo con tu respiración? la respiración seguirá a tu pensamiento de manera natural

Libera el ser arquetípico de tu hijo

Observa cómo se aleja

Recréalo otra vez

ahí está... Libéralo... Deja que fluya suéltalo

crea la imagen otra vez... Y libérala

Créala... y libérala


Ahora empezamos a permitir que se forma la imagen del lado oscuro del chico o la chica; mantenla cerca y abrázala

Abre tus brazos a esa imagen

Sabe que al hacer esto, esta imagen reposa en este enorme océano de compasión en tu interior


Ahora suelta o libera el arquetipo del niño resplandeciente.


Vuelve a empezar

Permite que entre el doble; abraza la dificultad, los problemas del niño

Suelta y libera el arquetipo, la imagen dorada


Abraza las dificultades

Libera el arquetipo

Acerca hacia ti el doble del niño, abrázalo

Libera la hermosa imagen resplandeciente del ser superior de tu hijo


Hagamos ahora este ejercicio por dos a tres minutos en silencio sin interrupción



Ahora poco a poco vamos a terminar...

Suavemente libera los problemas de tu hijo

Respira cinco seis veces

y regresamos a enfocarnos en la imagen dorada arquetípica del niño

y dejamos que fluya hacia fuera

Ahora respiramos de manera neutral

cada exhalación está liberando la belleza del niño y dejando que fluya hacia fuera

3-4 veces más

y cada vez que lo hagas, regresa a este momento y este lugar

y así empezamos a cerrar esta meditación.


PASO 3

La tercera parte es lo que nos espera cuando ya tengamos que tomar acción, cuando algo difícil ocurra y lo podamos enfrentar de una manera diferente


Eso será sobre la marcha.

Nuestra compasión por un niño no es algo que sucede al azar; es consciente.

Podemos trabajar para llevar compasión hacia el momento más oscuro y difícil del día, cuando ellos nos están desafiando.


Ese es el corazón de este ejercicio.


Haz esto tantas veces como puedas en preparación para los inevitables momentos desafiantes.

Nuestras reacciones estarán bastante mejor cultivadas, pero tenemos que hacer este ejercicio docenas, si no es que cientos de veces para generar este balance en nuestro interior.


Este es un ejercicio del músculo del corazón de la compasión.


Hazlo con frecuencia

de manera rítmica

dos a tres minutos al día

a una hora fija, o bien en cualquier momento


Tiene que hacerse varias veces durante la semana, por 3 a 4 semanas al menos, para que lo podamos hacer espontáneamente ante una situación real


Este ejercicio ha ayudado a innumerables padres y maestros a encontrar esa voz auténtica en su interior.