Respiración: ritmo y sueño


Somos seres de hábitos. Nuestra biología está regida por ritmos. Pero el bebé aún no tiene esos ritmos, ni sabe reconocer el paso del tiempo. Los bebés están empezando a establecer su propio ritmo cardiaco y respiratorio. Todos estos ritmos fisiológicos están relacionados con la edad, y se desarrollan poco a poco. Por lo tanto, nos corresponde a nosotros establecer algún tipo de ritmo en esta primera etapa, en la que no hay ritmo. Un ambiente de calma y paz les ayuda a sobrellevar esta etapa, que se puede ver casi como una continuación de la gestación, como un paso intermedio entre el ambiente interno y el encuentro con el mundo físico externo. Considera ésta como la más delicada etapa de su vida terrenal.


Sabemos que el sueño es regenerador. Sabemos hoy que nuestras neuronas necesitan que el servicio de limpia pase a recoger toxinas en el cerebro durante la noche. En los niños pequeños, esto va más allá: ellos están procesando todas las experiencias de su encuentro con el mundo físico durante el sueño.


El sueño ayuda a los niños y bebés a procesar las experiencias del mundo.


Un recién nacido no tiene ninguna idea ni patrón de sueño. El concepto de luz, oscuridad, noche y día le son desconocidos. Tan solo responde a lo que su sentido de la vida le indica: tiene hambre o tiene sueño; eso es todo.


Nos corresponde a los adultos seguir sus “no- ritmos” de sueño. Según la maestra Helle Heckman, del reconocido jardín de niños Nokken, en Copenhague, aunque cada niño o niña es único e individual, se aplica más o menos una regla: estarán 30-45 minutos despiertos y dormirán entre 1 y 3 horas. Esto es totalmente arbitrario al principio. Por medio de la observación, descubrirás los patrones de sueño de tu bebé: algunos duermen profundamente; otros se despiertan con cualquier movimiento o sonido a su alrededor. Es importante recalcar que al acostarlos, sea boca arriba, o de lado, pero no boca abajo, como se pensó en un tiempo.


Ritmo simple para recién nacidos:

Los bebés casi siempre se quedan dormidos mientras comen, ya sea que sean amamantados o en botella. Por lo tanto, Helle recomienda cambiarlos de pañal primero, luego darles de comer. En algunos casos, como en la mañana, irás agregando actividades, como el baño, el baño de sol, etc. Pero podemos decir que en general, se recomienda a grosso modo esta rutina:


  1. Cambio de pañal
  2. Comer
  3. Acostarlo


En la mañana, poco a poco se irá acostumbrando a su baño diario y a su baño de sol (en el apartado sobre el sentido del movimiento hablamos sobre el baño de sol.)


Te recomiendo que tengas una rutina diaria que puedas repetir todos los días; aunque ellos aún no tienen ritmo, podemos tener cierto orden en cuanto a las actividades que realizamos, y esto con frecuencia nos sirve más a nosotros que a ellos.


El ritmo tiene magia: la magia del hábito. Te será más fácil recordar cosas, ahorrar energía, sentirte mejor, si sigues un ritmo en tus actividades cotidianas con el nuevo bebé. A veces, como adultos, se nos antoja romper el ritmo: desvelarnos, bañarnos más tarde, etc. Pero a la larga, si no guardamos cierto ritmo en nuestra vida, es como un edificio sin estructura. Tu bebé no la tiene aún, es verdad, pero serás tú y el entorno quienes le ayuden a lograr esa maravillosa hazaña, que es salutogénica.


Un ejemplo de ritmo diario:

  1. Despierta a las 6 am: la cambias, come, duerme; tú aprovechas, te bañas, desayunas; primeros preparativos de la comida
  2. Despierta a las 9 am: la cambias, come, baño diario, baño de sol, duerme. Tú aprovechas para una siesta


Algo así.

Como ves, no ha habido pantallas para ti, hasta que despiertes de tu siesta. Podrás quizás revisar, pero no te sientes a trabajar, si fuera posible, hasta que hayas descansado de nuevo. Busca una isla durante el día en que sepas que no habrá pantallas, aparte del tiempo en que atiendes a tu bebé. Esto es para que tengas tiempo para regenerar y recuperar tu propia energía vital.


Dormir en colecho

Existen modalidades para los arreglos para dormir. Esta debe ser una decisión personal. Algunas madres eligen tener al bebé en su recámara desde el principio, lo cual se ha visto que es poco práctico y muy cansado. En los primeros días es más recomendable que la cuna esté cerca de tu cama, o en la misma recámara.


Algunas parejas deciden incluso que el bebé duerma en la misma cama, para poder amamantarlos más fácilmente. Sin embargo, hay madres que no pueden relajarse si el bebé está junto a ellas. Una solución puede ser tener la cuna pegada a la cama. Como en todo, no hay reglas, puedes hacer pruebas y seguir lo que tu corazón te indique. Para dormir en colecho, es muy importante tener ciertas condiciones y medidas de seguridad:

  1. Que el bebé haya nacido a término, que esté sano
  2. Que tu cama sea segura: el colchón a nivel del piso, que no haya huecos entre la pared y el colchón, que las cobijas no sean asfixiantes.
  3. No mascotas en la cama, ni hermanos mayores


Al dormir juntos, o al menos cerca, se dice que puedes relajarte más, dormir mejor, y se sincronizan tu corazón y el del bebé.

Y si así lo decides, considera que después vendrá el momento de llevarlo dormir a su propia cama y esto no se debe aplazar “para cuando sea más grande”, queriendo decir, cuando llegue el siguiente bebé! Lo mejor sería tal vez que cuando ya más o menos duerme toda la noche, puedes pasar su camita a otra recámara. Te recomiendo un colchón sobre el piso, si fuera posible, pero una cuna normal está bien.


En caso de que te interese explorarlo, te comparto las recomendaciones del Dr. James McKenna, de la Universidad de Notre Dame, en Estados Unidos:

https://cosleeping.nd.edu/safe-co-sleeping-guidelines/