Para la época del Adviento hay dos actividades clásicas:
Estas tradiciones son excelentes para practicar algo que los niños difícilmente tienen ya: la expectativa, o sea, la espera por la llegada del gran día. Hoy en día, cuando se trata de comprar, comer, visitar, buscar, todo está a un clic de distancia. Todo es instantáneo, solo basta desearlo y lo obtienes. Por eso es que les viene bien aprender a esperar: aprender a generar ilusión por algo qué alcanzar. Ya viene, ya viene... pero hay que esperar.
El regalo de la expectativa, de la espera y los preparativos,
es el mejor antídoto para la exigencia de la gratificación instantánea.
--- Nora Hidalgo
Recuerdo cuando siendo niña, mis papás nos anunciaban dos o tres semanas antes que iríamos de vacaciones a la playa. La emoción del viaje, el imaginar la arena y el mar, preparar las maletas, comprar las chanclas nuevas (porque las viejas ya no nos quedaban), llevaban nuestra emoción en crescendo. Lo saboreábamos cada día. Cuando llegaba el momento de salir, no podíamos esperar más, mis hermanos y yo nos subíamos al coche con el traje de baño puesto, ¡aunque faltaran 5 horas para manejar! En la carretera íbamos deseando que después de la siguiente montaña por fin apareciera el mar. Así pasaban y pasaban las curvas y las montañas; hasta que de pronto ¡por fin! avistábamos la primera vista del mar a lo lejos. ¡Ni qué decir, que ese primer momento de tocar las olas era una explosión de dicha!
Qué diferente hubiera sido que nos dijeran: Empaquen, porque nos vamos ahora mismo de viaje. Crear expectativa y preparación es una forma de alargar el evento o el festival, que en sí mismo, casi siempre es efímero.
La expectación, la espera, es una excelente práctica de crianza, un antídoto a la gratificación instantánea. Implica anunciar, planear juntos, visualizar y prepararse para algo que esté por ocurrir. Lo puedes hacer cada vez que se acerque un evento especial: una visita a los abuelos, una fiesta de cumpleaños, una salida al bosque.
Al preparar el exterior estamos preparando nuestro interior