Cuentos y narraciones: un regalo para el alma
¡Vamos a prepararnos para contar cuentos!
En este taller hablaremos de los cuentos y narraciones que leemos de un libro. En una siguiente edición podremos hablar específicamente del arte de la narración espontánea, o sea, de los cuentos que creas tú misma, ya sea al momento, y también de cómo escribir tus propios cuentos. De cualquier manera, los conceptos que presentamos aquí serán fundamentales como orientación para tu vena creativa.
Te voy a decir algo: puedes contar cuentos como quieras!
Pero siempre puedes ir agregando uno o dos detalles que le darán a ese momento mágico el lugar que se merece en el día de tus hijos. Aquí te compartimos consejos como inspiración.
¿Cómo empiezas tus cuentos?
Crear un momento de silencio. Esto genera una especie de umbral, prepara el paso del mundo concreto a la magia del cuento. Para ello puedes prender una vela con un verso, como mencionamos a continuación.
Inicia con una frase, verso, o canción, y puedes también usar un instrumento suave que marque la entrada audible para cruzar al mundo del cuento...
Un ritual de cuentos a la hora de dormir es un medio muy poderoso
para la conexión y la comunicación. - Kim John Payne
“Había una vez...” es muy lindo, nunca nos cansaremos de oírlo. Pero también hay variaciones sobre este mismo tema.
Ejemplos:
Rumania:“Hace mucho tiempo, cuando los ratones perseguían a los gatos…”
Las Bahamas: “Hace mucho tiempo, en un muy buen tiempo, no en mis tiempos, ni en tus tiempos: en los tiempos de la gente grande…”
Puedes empezar con un pequeño verso en español o en otra lengua, acompañado con un instrumento sencillo, como un xilófono, una lira o hasta una sonaja o palo de lluvia o maraca, una campana, unos címbalos… un bowl tibetano, una flauta al principio y al final de la historia.
Pim… pi... re... lim... pim... pim…
Polvo mágico del cuento
Está llegando a mí
Había una vez dos pequeñas niñas que caminaban por el bosque, y encontraron una casita entre los árboles. Oyeron una voz que les decía: Pasen, queridas niñas, ¿Quieren escuchar un cuento? Oh, sí, dijeron ellas. Y así, la abuela se sentó en su mecedora y este es el cuento que les contó:
Cuando contamos un cuento a niños menores de 7 años, es importante hacerlo en un tono de voz tranquilo y más o menos parejo, pero no aburrido, durante toda la narración. La edad para las grandes inflexiones de voz, cambios dramáticos, etc., será después de los 7, aproximadamente, ya en la primaria.
Si tu cuento tiene imágenes hermosas, es bueno parar y platicar un poco sobre ellas, si a los chicos les atrae. De ser posible, la primera vez que cuentas el cuento, este puede ser de corrido hasta el final, y ya después hacemos paradas en las ilustraciones para disfrutarlas.
Cuando cuentas un cuento o historia bastante larga a los mayores, puedes hacerlo por etapas, y dividirlo en dos, tres o más noches. Yo les conté a mis hijos una historia épica hindú, el Mahabharata, contando cada noche un nuevo fragmento, recordando cada noche lo que contamos la noche anterior, y nos tardamos… un año! Cuando terminamos el libro entero hicimos un canto especial y una cena con menú hindú. Fue algo increíblemente mágico.
Al terminar cada noche puedes incluir un pequeño cierre, que puede ser siempre el mismo, o lo puedes variar según la historia. Es muy divertido agregar aquí algo chusco o bien, algo que los dirija ya a dormir:
Una abuela siempre acababa sus historias de la misma manera a sus dos nietas:
Cuando el cuento terminó,
A cada cual,
Su abuela le dio un chal.
Cuando quieran otro cuento
pueden regresar…
Y ahora, ya todos
a descansar…
Esta otra fórmula es muy conocida y se aplica para cerrar sin contar más cuentos:
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Entras por un callejón y sales por otro.
Y mañana… te cuento otro.
Con los mayores que quieren más, explícales de antemano que queremos saborear la historia, y que por eso no contamos más de una cada noche. Luego les puedes decir este verso y de manera cariñosa y humorística, cerrar el libro de cuentos. Entenderán tus razones.