Cuentos y narraciones: un regalo para el alma
Aunque no les contamos cuentos como tal a los recién nacidos y menores de 18/24 meses, sí que tenemos muchas opciones para interactuar con ellos por medio de la belleza del lenguaje.
Con los bebés es importante hablarles continuamente, pero no con palabras en tono de balbuceo de bebé, sino con vocabulario correcto, pronunciación normal, lenguaje claro. Cantarle o hablarle con un tono de canto, sin una melodía fija necesariamente, es también muy reconfortante para un bebé. Puedes leer más sobre esta etapa en mi libro Los primeros tres años de la vida.
Por supuesto que las canciones de cuna en cualquier idioma, son un hermoso ejemplo de lenguaje, musicalidad e imágenes, y siempre generan una hermosa conexión.
Algo muy especial consiste en llevar un diario de lo que el bebé hace y descubre. Te sorprenderás muchísimo de todo lo que se te puede escapar de la memoria, y de cuántas cosas se van a reír cuando vaya creciendo y le cuentes, ¡cómo eras de bebé!
Con todos, pero sobre todo con los más pequeñitos, es importante tener juegos de contacto; me refiero a esos juegos con los que vas recorriendo alguna parte de su cuerpecito, como un brazo o su espalda, y vas diciendo una rima. En la sección de Recursos encontrarás dos de mis juegos favoritos y una canción de cuna.
A partir del año y medio les llaman la atención los pequeños libros que hay para niños. Sería muy lindo empatar las figuras de animalitos, por ejemplo, con una pequeña rima o verso, que puedes repetir cada vez que lo vean en el libro.
Esta sería una lista somera de la progresión de juegos, canciones, cuentos y narraciones para niños pequeños:
De cero a dos años y más allá…
Mientras van creciendo, podemos ir agregando complejidad en los versos y juegos de contacto.
El clásico “Sube el ratón, baja el ratón, luego se mete… ¡A su rincón!”, nunca pasa de moda.
También todos esos juegos que hacemos cuando los sentamos en nuestro regazo, como Aserrín, aserrán, etc.
Puedes contarle cuentos muy cortitos, o bien, inventar un pequeño cuento a partir de un libro con un par de ilustraciones. Puedes simplemente jugar con algunos animalitos de madera, tejidos, o de fieltro, y hacer una pequeña escena con ellos.
Tener un objeto concreto para seguir la historia o la rima les encanta. Este puede ser tema de otra guía completa. Me refiero a que al contar el cuento, lo vayas “escenificando” con algún objeto o pequeño títere que se mueva mientras lo vas contando.
Desde esta edad puedes ya ir introduciendo ritmos y rituales. Nos referimos a que ya puedes tener una hora o un momento más o menos fijo para el cuento/historia/juego y también toda una manera de iniciarlo. Empieza por prepararle a él o ella, quizás hagas una pequeña canción o acomodas una sillita o cojines. No hace falta tener una vela con los más pequeños, pero es a tu gusto.
Cuentos recursivos
A los chiquitos de 2 y medio/tres años ya les puedes contar historias sencillas, de preferencia con un ingrediente secreto: la repetición. Son aquellos cuentos en los que hay un verso “recursivo”, también conocidos como cuentos acumulativos. A los niños pequeños les encanta la repetición, lo cual empata perfectamente con el desarrollo rítmico que están viviendo a esta edad. Los siguientes ejemplos contienen frases y situaciones repetitivas que literalmente hipnotizan a los niños:
La respuesta común de un niño menor de 4 años ante cualquier cuento casi siempre es: ¡Otra vez! Una amiga y colega, me contó una vez que en su pequeño grupo de niños de entre 2 y 4 años, en una ocasión les contó un mismo cuento por ¡siete meses! No es que lo recomiende, pero si llega a suceder, deja que así sea!
No hay “mensaje” como tal en estos cuentos, necesariamente. El chiste es la repetición pura, los sonidos onomatopéyicos, y claro, la seguridad de saber que al final, la familia saca la zanahoria, los cabritos pueden cruzar el puente y la gallinita roja hornea el pan. Descubrirás que tienen su cuento favorito. Te recomiendo que uses diferentes modalidades para contarlo(s):
leyendo de un libro con unas pocas imágenes bonitas
Ya que te lo sepas, contarlo usando algunos sencillos “props”, apoyos materiales concretos (ver más abajo)
Después, podrás dejar que ellos manejen los materiales mientras que tú cuentas el cuento, o bien, si dejas los materiales a la mano, ellos mismos contarán el cuento cuando estén jugando (momento de oro,
Procura que sea un momento de calma y no apresurado, pues este tiempo es para compartir. Cuenta el cuento con tranquilidad y aprecia cómo tu hija/hijo se introduce en la historia.
Siempre puedes continuar con las ideas anteriores y agregar alguna de las siguientes:
Cuentos espontáneos
Esta es una clasificación arbitraria de lo que son todo tipo de historias no escritas en ninguna parte; quizás sea una colección de historias familiares, quizás seas muy creativa y puedes crear un cuento al momento. Se pueden contar historias de los siguientes temas, y más:
Cuentos sanadores
Estos son los cuentos que puedes contarles para resolver un problema; los casos típicos que podemos atender con los cuentos pueden ser para ayudarlos a transitar por experiencias fuertes, como muertes cercanas, conflictos entre niños, no saber compartir, un cambio en su vida como un divorcio, una mudanza, cambio de escuelas, etc. Existen muchos cuentos sanadores actualmente, pero ojo, es importante que primero los leas tú y que sientas si es suficientemente suave y no demasiado intenso para el temperamento de tu hija o hijo. Te recomiendo mucho los cuentos sanadores de Susan Perrow.
Cuentos de protección
Estos cuentos sanadores tienen una intención muy específica, y es dar a los niños una sensación de seguridad y protección. Se han vuelto tremendamente importantes en estas fechas de pandemia, pues los niños pueden sentir un peligro inminente, algo que no siempre pueden verbalizar. Son del estilo de los cuentos sanadores, pero tienen este giro especial.
Cuentos de hadas
Dedicaremos toda una sección a los cuentos de hadas más abajo. Baste decir que estos son el mejor alimento para el alma y el corazón de los niños, a partir de los 4 años y hasta los 7, aunque también son un gran alimento para el alma de nosotros los adultos.
Libros de cuentos
En cuanto a los libros impresos, la recomendación es cuidar dos temas:
Es lamentable que últimamente los libros que más se venden son refritos de películas de Disney o Pixar. Estos no son los libros que van a expandir la imaginación de tus hijos. Su principal objetivo es comercial, es ver al niño como un cliente potencial de la lonchera, los zapatos, la sudadera, la gorra, el juguete… toda la serie temática sobre alguna cierta película. Es clásico que te los encuentres en todas las Cajitas Felices de los restaurantes de comida rápida o en el pasillo para pagar en la caja del supermercado.
No solo hay que evitarlos por los temas, sino por las ilustraciones, que son tan estudiadas y generalmente antinaturales, y que no harán más que fijarse en la mente del niño como pegamento. Sobre todo, generalmente se trata de ilustraciones que dañan la autoimagen de las niñas y tal vez también de los niños, no solo por ser sexualizadas o violentas, sino porque no siempre representan de manera enaltecedora la imagen del ser humano.
Busca libros de otros temas; hay tantos con ilustraciones hermosas, que no sean comerciales, caricaturescas, ni tipo futuristas, ni tipo “manga anime” japonés, que es para mayores. Las caricaturas de “antes” ya no se parecen a las de hoy en día. Todos estos tipos de ilustraciones pueden mermar la imagen del ser humano en la tierna imaginación de los niños. De hecho, mientras menos ilustraciones tengan puede ser mejor. Esto no quiere decir que no haya casos de ilustraciones muy hermosas que vale mucho la pena tener. Pero sí haremos hincapié en que hay que desarrollar esta sensibilidad estética con respecto a los libros de cuentos. Las caricaturas por lo general no buscan esto, sino justamente “caricaturizar” al ser humano y humanizar a los animales.
Para los más pequeños (y un poco mayores también) resultan muy llamativos los libros de cuentos que incluyen movimiento en sus páginas, del tipo que nos muestran personajes debajo de una cubeta cuando se le levanta la tapa, donde se tira de un hilo y sale un objeto, etc.
En la sección de Recursos menciono tan solo un par de sugerencias curadas con mucho cuidado.
Para potenciar la creación de imágenes mentales en los niños, es importante que tú estés dentro de la historia. Según el texto, puedes utilizar tus manos sabiamente. Es muy útil para los niños pequeños que hagan algunos ademanes y gestos con las manos, aunque no muchos. No necesitas ser un “performer” para niños pequeños, pero sí que puedes hablar, por ejemplo, de la lluvia o del sol con tus manos.
De igual manera, hay que aprender a manejar la voz. Con los niños menores de 7 años, te recomiendo que no hagas demasiadas inflexiones de voz cuando describas los sentimientos de los protagonistas: miedo, tristeza, felicidad, preocupación, asombro. Tu voz, tu tono, deben ser cálidos pero no plagados de drama. Al estar tú concentrada o concentrado en la historia, realmente viviéndola, llevarás con ello a tus hijos al centro de la misma.
Todos estos temas van evolucionando con el despertar de la conciencia del niño o niña.
Puedes seguir contando cuentos cada vez más complejos conforme crecen. Los cuentos de hadas te podrán servir hasta los 7 años, cuando estén en primer grado. De ahí pasaremos a las fábulas, donde sí se aprenden virtudes y nos reímos de los errores “de los animales” que en realidad se trata de nuestras debilidades humanas, como la flojera, la envidia, etc.
También se pueden contar historias donde hay héroes, santos, personas que han pasado por pruebas y que han llegado a un alto nivel de logro humano. En segundo y tercer grado los niños y las niñas son traviesos, y les encantan las historias donde la travesura es chistosa y aunque los “cachen” o no, ellos corrigen, y hay algo de enseñanza moral en la historia
En el segundo septenio sí es recomendable ser más dramático y enfático en tu voz y en tus ademanes. Es la edad del sentimiento. Cuando hables de un reino lejano, puedes mirar a lo lejos, y puedes hacer mucho más aspaviento con tu cuerpo mismo. Representa los sentimientos con mayor énfasis, haz pausas, genera suspenso.
Sin embargo, podemos sugerir que desde que los niños ya saben leer, ellos pueden ser ahora los encargados de leer uno o dos párrafos, o una frase eventualmente, cosa que pueden ir incrementando poco a poco, para después leer ellos solos en silencio.
Esto no tiene que apresurarse; los niños siguen gozando de escuchar a alguien que les cuenta una historia hasta quizás los 10 años de edad. Pero es una excelente manera de inculcarles simultáneamente el hábito de la lectura, tan importante, y en peligro de extinción en esta era de la inmediatez digital. Valga decir que la lectura fomenta la concentración, el equilibrio mental, pues le da al cerebro la oportunidad de sumergirse en una sola cosa y descansar de las continuas y repentinas distracciones del mundo digital y las pantallas.
Más allá del simple entretenimiento, el poder de la lectura nos transporta a otros mundos. Es un espacio para la calma y la reflexión. Nos ayuda a cultivar el bienestar emocional y nos inspira. Leer es extremadamente beneficioso para nuestra mente, pues en estudios de la Universidad de Sussex1 se ha descubierto que tan solo 6 minutos de lectura reducen el estrés en un 68%, más que escuchar música, tomar té, o hacer ejercicios de respiración. Es una inmersión profunda, y ello reduce los estímulos externos. Mejora nuestras capacidades cognitivas, y como todos los beneficios que mencionamos al principio sobre los cuentos, esta es la versión para niños mayores, adolescentes y adultos para incrementar nuestra fluidez verbal, la memoria, la concentración, el aprendizaje en general. Contribuye a fortalecer el cerebro al construir nuevas conexiones neuronales. Pero sobre todo, a esta edad del desarrollo emocional de los niños y niñas, entre los 7 y los 14 años, al leer aprendemos de las vivencias de los otros, lo cual nutre la empatía y la comprensión y se fomentan las ideas de diversidad e inclusión, los inicios para crear una sociedad más justa.
Incluso existe la Biblioterapia: una técnica para apoyar ciertas condiciones psicológicas, a través de libros específicos.
Se ha confirmado que el hábito de la lectura apoya al mayor éxito académico en el futuro, por las habilidades que se desarrollan poco a poco. Cultiva el amor por el aprendizaje, y la curiosidad por el mundo, y ayuda a los chicos a descubrir sus propios gustos y talentos.
El hábito de la lectura es una herramienta fundamental
que puede enriquecer el desarrollo desde temprana edad.
¿Cómo siembras la semilla? Contándoles cuentos.
Esta no es una lista exhaustiva, sino una guía general, un ejemplo del tipo de narraciones que mejor apelan al momento de desarrollo de nuestros hijos. Las edades sugeridas son un aproximado, no una regla fija, por supuesto.
El uso de recursos concretos
Para ayudar a los más pequeños a seguir la historia, y para inspirar su juego creativo, utilizamos recursos materiales que hacen más concreta la historia. Estos pueden ser tan sencillos como usar tus manos, o agregar objetos sencillos como piedras pequeñas, un pañuelo, o bien títeres de dedo, títeres de mesa, hasta marionetas y teatro de sombras con los más grandes.
Usa tus manos
Los niños son felices imitando. Lo que ven y escuchan ya lo quieren “repetir” con su propio cuerpo. Cuando pueden mover sus manos con la historia, se vuelve más real para ellos. Usa señales y ademanes con tus manos para demostrar lo que estás diciendo. Todos los niños pequeños te seguirán de inmediato. Un par de consejos:
Aprende muy bien de memoria el verso o rima que estés demostrando con las manos
Practica movimientos suaves, de preferencia repetitivos, y aprende muy bien tu secuencia para que la hagas siempre igual y así te puedan imitar
Recordemos que el movimiento precede a la palabra: procura que el gesto que estás usando para representar el texto, aparezca aunque sea una fracción de segundo antes que la palabra.
Little Daisy
Little Daisy (verso con gestos de mano, en inglés)
Aquí se muestra cómo el verso va diciendo que la florecita se abre con el sol y se cierra cuando el sol se mete, mientras que mamá abre y cierra la mano de manera muy sencilla justo antes de decirlo. Verso contado a una pequeña, tal vez de poco más de un año.
Cantando antes del cuento
Niñas de 6 y 2 años cantando antes de su cuento (en inglés)
Contando el cuento yo misma
Excelente ejemplo de una niña pequeña contando de nuevo una historia de otoño, con la ayuda de sus recursos materiales concretos (fruta, títeres de lana, objetos sencillos de madera) (en inglés)
Pañuelos, telas ligeras
Otro gran recurso es utilizar un trozo pequeño de tela, que se puede convertir en muchas cosas mágicas: un conejo, las orejitas de un animalito, etc.
Enseguida te comparto un par de fotos tomadas del libro de Nancy Mellon, Storytelling with Children, pág. 80 y 81, donde ella nos ofrece un par de ideas increíbles.
Conejito:
Una amiga suya les cuenta cuentos a sus hijos con la ayuda de Miss Tiddle-de-Dee, una viejecita sin dientes con una cómica voz aguda. ¡Fíjate con qué está hecha!
Un cuadrado o rectángulo de de popelina o de manta de cielo de distintos colores y tamaños (desde 30 cm hasta 3 metros!) también son indispensables para crear un escenario para títeres. Pueden convertirse en escenarios, mandiles, capas, manteles, techos… ¡Son un versátil recurso multiusos!
Títeres de dedo
Ya un paso más adelante, son los títeres de dedo; estos los puedes hacer tú misma o bien, a veces se consiguen en los lugares menos esperados. Recuerda buscar títeres que sean lindos, pero que no sean remedos caricaturescos de animales reales, como personajes de programas de televisión.
Revisa en nuestros videos el verso “Dos pajaritos”.
Animales
Un recurso que les encanta a los niños son los animalitos. Estos pueden ser tejidos, de tela, de madera, o de lana. Existe una técnica que vale la pena que conozcas, si es que no la conocieras aún, que se llama “picar lana”, o needle felting, en inglés. Por supuesto que se pueden hacer animales, flores, árboles y personas con esta técnica.
Puedes ver un ejemplo de estos animales en nuestro cuento “La casita”.
Títeres de mesa
Otro gran recurso para contar cuentos son los títeres de mesa. Se trata de figuras muy sencillas de fieltro, rellenas de lana natural, que puedes hacer en casa o conseguir ya hechos. Al igual que el resto de los recursos que hemos mencionado, estos títeres no pueden faltar en el repertorio de juguetes de los niños menores de 6 años.
Se pueden lograr bellos personajes con la técnica de needlefelting, lana picada o agujada
Como ejemplo, puedes ver nuestro cuento “Gachas dulces”, uno de los cuentos de hadas más sencillos de los hermanos Grimm.
Aquí un hermoso ejemplo de una master teacher mostrando un cuento con títeres de mesa a niños en su colegio Stargarden
Marionetas
En una categoría especial vienen las marionetas. Estas figuras las pueden utilizar los adultos para contar magistralmente un cuento. Las hay de todas las medidas, de todos los materiales. La pueden practicar los más grandes, una vez que te han visto hacerlo. No es para nada un requisito, pero hay que reconocer que realmente ver un cuento con marionetas es una experiencia mágica. Cuando puedas, llévalos a una función de marionetas.
Aquí solo un ejemplo de lo que se puede lograr con esta técnica avanzada.
Cuento indígena con marionetas, Canadá
Teatro de sombras
Para los mayores, ellos pueden contar un cuento a sus hermanitos haciendo un teatro de sombras. Consiste en armar un marco que sostiene una pantalla de papel translúcido blanco y tener figuras de los personajes recortadas de cartulina negra y sostenidas por un palito. Se coloca un foco brillante por detrás de la pantalla, y los niños o los adultos pueden mover las figuras frente a esta, mientras que alguien cuenta el cuento. Los espectadores están viendo a través de la pantalla de papel de china y la experiencia puede ser muy mágica también.
Aquí una corta descripción y un ejemplo: Teatro de sombras
Resumen de tips para contar cuentos
Prepara un espacio especial para contar el cuento
Crea silencio antes de empezar
Opcionalmente, puedes encender una vela y empezar con un verso o frase que repetirás cada día, para crear un umbral de paso al mundo del cuento
Si vas a leer tu cuento, elige libros con pocas imágenes pero hermosas, y léelos tú antes
Elige cuentos de acuerdo a su edad y a su momento de vida
Con los más pequeños cuenta un cuento a la vez, y repítelo varios días; contarles varios cuentos el mismo día no permite procesar la historia
Con los mayores, puedes elegir una historia larga y contarla por partes durante varios días/semanas
El final es tan importante como el principio; cierra con reverencia, y si quieres, con los pequeños, puedes cantar una tonada suave; apaga la vela con gratitud.