Cuentos y narraciones: un regalo para el alma


Los tres hermanitos cabritos

Un cuento noruego


Érase una vez tres hermanos cabritos que querían subir la colina para comer pasto verde y fresco.


En el camino había un puente que debían cruzar y debajo del puente vivía un ogro grande y feo, con ojos como platos y una nariz tan larga como un pico.


El primero en pasar fue el más pequeño de los tres.


¡Tripi tripi tripi, trip; tripi tripi tripi, trip!, resonaban sus pezuñas.


—¿Quién se atreve a hacer ruido? ¿Quién se atreve a cruzar mi puente? —rugió el ogro.


—Soy yo, el más pequeño de los cabritos; voy a la colina para comer pasto verde y fresco —dijo con una voz muy suave.


—¡No irás a ninguna parte. Ahora subo y te voy a comer! —contestó el ogro.


—¡Oh, no! Por favor, soy tan pequeño —dijo el cabrito—. Espera un poco a que llegue mi hermano, es más grande que yo.


—¡Está bien; me comeré a tu hermano! —gruñó el ogro.


Al poco rato, llegó el segundo cabrito.


¡Trapa trapa trapa trap, Trapa trapa trapa trap!, resonaban sus pezuñas.


—¿Quién se atreve a hacer ruido? ¿Quién se atreve a cruzar mi puente? —rugió el ogro.


—Soy yo, el mediano de los cabritos, voy a la colina para comer pasto verde y fresco —dijo con una voz no tan suave.


—¡No irás a ninguna parte. Ahora subo y te voy a comer! —contestó el ogro.


—¡Oh, no! —dijo el cabrito—. Espera un poco a que llegue mi hermano mayor, es mucho más grande que yo.


—¡Está bien; me comeré a tu hermano! —gruñó el ogro.



Al poco rato, llegó el cabrito mayor.


¡Tropo tropo tropo trop, tropo, tropo, tropo, trop!, resonaban sus pezuñas.


—¿Quién se atreve a hacer ruido? ¿Quién se atreve a cruzar mi puente? —rugió el ogro.


—Soy yo, el mayor de los cabritos, voy a la colina para comer pasto verde y fresco —dijo con una voz fuerte.


—¡No irás a ninguna parte. Ahora subo y te voy a comer! —contestó el ogro.


—¡Oh, no, sube al puente e intenta comerme! — dijo el cabrito mayor.


Cuando el ogro subió al puente, el cabrito lo empujó con sus cuernos, arrojándolo de cabeza al río. Luego, el cabrito mayor cruzó el puente, llegó a la colina y se unió a sus hermanos.


Los cabritos comieron tanto que no pudieron caminar de regreso a casa. Y si no han regresado, es porque siguen comiendo…