La construcción de este puente empieza con la escucha activa. En un mundo lleno de ansiedad y distracciones, escuchar activamente es un acto de profundo respeto, presencia y vulnerabilidad. El líder auténtico escucha no para responder, sino para entender con mente y corazón abiertos. Esta práctica requiere estar completamente presente, dejando a un lado juicios, intenciones personales y preconcepciones, abriendo espacio para las verdaderas preocupaciones, sentimientos y aspiraciones de la persona escuchada.