La autenticidad en el liderazgo es un acto de valentía. Requiere que el líder se despoje de la armadura de la pretensión y se muestre vulnerable y real ante su equipo. Este acto de desnudar el alma no es sencillo, especialmente en un entorno corporativo que a menudo valora más la apariencia que la realidad. Sin embargo, es en esta vulnerabilidad donde reside la verdadera fuerza del líder.