Práctica 1: La auto observación


La actividad


Dedicar unos minutos al día a la observación de los propios pensamientos y emociones es el primer paso en todo esfuerzo de mejora personal. Al observarte, sabes en dónde estás y puedes plantear a dónde te quieres dirigir; cómo acercarte a una mejor visión de ti mismo.


Beneficio y resultado esperado 

  1. Desarrollar la capacidad de conexión consigo mismo.
  2. Al estar más conscientes de nuestro propio estado, conectamos más efectivamente con los demás y nuestro entorno.
  3. Logramos estar más presentes a cada momento del día, controlamos mejor la ansiedad y mejoramos la concentración.


Instrucciones

  1. Define tres momentos del día en los que te tomarás de 3 a 5 minutos para observar tus pensamientos y emociones/sentimientos  
  2. Ayúdate con la respiración profunda y pausada para centrar tu atención en los pensamientos y emociones del momento.


IMPORTANTE: evita evaluar o juzgar cualquier pensamiento o emoción; el objetivo es simplemente observarlos, creando un espacio entre tú y lo que tu mente piensa o tu cuerpo siente.


Retos y consejos prácticos

  1. Crea el hábito de hacerlo diariamente.
  2. Elige tres momentos fáciles para recordar y hacer la práctica cada día. Por ejemplo, al despertar, antes de comer y antes de dormir … Y cúmplelos con disciplina.
  3. Conviértelo en tus “momentos de respiro”
  4. La práctica te llevará a buscar estos momentos, más allá de cumplirlos solo como disciplina. Comienza y termina siempre con respiraciones profundas y lentas que te lleven a la relajación física y mental, como cuando llegas a tu lugar de descanso favorito. La respiración es la herramienta más efectiva para hacer que fluyan las energías de pensamientos y emociones, y que no te aferres o quedes atrapado en alguna de ellas. Solo las observas y las dejas pasar.


Resumen


Esta práctica que parece simple, requiere de esfuerzo y disciplina, y es muy poderosa. El primer paso entonces, es abrir la mente y considerar la posibilidad de ser algo más allá de lo que tu mente pueda comprender. En otras palabras, doblegar al ego que enaltece a la personalidad como mecanismo natural de sobrevivencia para darle lugar a tus más altos sentimientos y anhelos. 

Ese es el poder de la conciencia; el puro acto de observar tus pensamientos y emociones, sin juicio ni intención de cambiarlos, sino en total aceptación de su existencia, va diluyéndolos y les quita poder a aquellos que obstaculizan o detienen tu crecimiento.