Como ya se ha explicado, es importante que el entorno del niño pequeño estimule y al mismo tiempo nutra sus sentidos, sin llegar a agobiarlos. Los estímulos sensoriales reales, no virtuales, permiten al niño ejercitar y potenciar sus propias actividades sensoriales de forma saludable. Por el contrario, los estímulos electrónicos, las imágenes de las pantallas que cambian rápidamente, con excesivo movimiento, con colores brillantes y los sonidos a menudo demasiado fuertes, las armonías disonantes y el alto volumen, no son adecuados para el desarrollo de los sentidos.
Como ya hemos mencionado antes, en los primeros años de vida el desarrollo del movimiento es de fundamental importancia, con una estrecha conexión con la actividad sensorial. Un criterio esencial es la experiencia directa que tiene el niño de su propia fisicalidad. Es necesario practicar una variedad de movimientos para experimentar el espacio, la estática y la dinámica, el equilibrio, la gravedad y sentir en carne propia los límites físicos. Para dar al niño la necesaria libertad de movimientos, conviene señalar también en este punto la especial importancia de la ropa. Recomendamos ropa cómoda, sin adornos que puedan atorarse o que le molesten, y sobre todo, que no se trate de “disfrazarlos” de adultos, de animalitos, o de convertirlos en anuncios de marcas o de programas y personajes de televisión, que es tan desagradable ver esas imágenes justamente debajo de la hermosa cara y las facciones de tu bebé.
Otra función de la ropa es proteger y prodigar calor. Es frecuente ver a bebés en el supermercado sin calcetines ni zapatos, pues los padres piensan que están acostumbrándolo y fortaleciéndolo ante las inclemencias del tiempo. Pero nada puede estar más alejado de la verdad. Los bebés requieren conservar todas sus energías para dirigirlas a ese metabolismo acelerado, que son las mismas que escapan en forma de calor a través de dos polos: los pies y la cabeza. Por ello, la recomendación es mantener sus pies cubiertos (a menos que estés en la playa o a altas temperaturas en verano) y proteger su cabeza, ya sea con gorros en el invierno o con sombreritos para el sol en el verano. Por supuesto, los materiales naturales son lo mejor para estimular la piel del bebé, para que encuentre su propio límite y reconozca su cuerpo. Nos referimos a algodón, seda, lana, o sus combinaciones, dentro de lo posible.
PRO TIP: Procura proteger los pies y la cabeza de tu bebé, usando calcetines y gorritos.
En cuanto al mobiliario y los objetos, una variedad de formas y materiales en el entorno del niño estimulan la actividad de los sentidos y especialmente el sentido del tacto. Hoy en día no siempre es fácil conseguir entornos naturales. Por ejemplo, el desarrollo de materiales artificiales permitió diseñar muebles infantiles sólidos y fuertes, que, sin embargo, no tienen el peso que cabría esperar debido a su forma.
Te invito a crear un ambiente en donde todo o la mayoría sea de origen natural, y podrás percibir la riqueza y la armonía que emana de un ambiente así.
¿Por qué son tan importantes estas consideraciones? Porque el niño desarrolla y entrena sus órganos sensoriales, al mismo tiempo que su juicio, a través de las impresiones sensoriales. Los materiales artificiales son en este contexto una especie de “engaño”. Cuántas veces hemos visto muebles que aparentan ser de madera, cuando en realidad se trata de una cubierta plástica con un diseño de tipo madera, etc.
Por ello, la combinación de materiales naturales que proporcionan una experiencia sensorial real y armoniosa es especialmente adecuada para los niños pequeños. Madera, lana, seda, bambú, todo esto ofrece experiencias sensoriales reales.
El cuidado físico también es una forma de estimulación sensorial, porque la piel exterior está completamente cubierta por células sensoriales táctiles. Además de la función higiénica, las cremas, los aceites y los baños ofrecen una amplia gama de posibilidades para la autopercepción, que representan una forma especial de cuidado sensorial, táctil y vital. Es de vital importancia no inundar al bebé con fragancias artificiales, sino apegarnos más que nunca a los productos más naturales, libres de aromas y químicos tóxicos. Recordemos que la piel es un enorme órgano que absorbe todo lo que le ponemos encima. La misma recomendación aplica para los cuidadores más cercanos del bebé, en cuanto al uso personal de fragancias fuertes.
El masaje gentil es muy recomendable. Puedes darle el masaje a la hora que toma el sol, o bien en otro momento. Lo ideal es descubrirlo todo, pero también puedes dejar puesto el pañal. Recorre su cuerpo con cariño, con ambas manos, de preferencia en forma de espejo (lo que haces de un lado, lo haces del otro, simultáneo) cuando sea posible. Aplica solo presión leve, platicando y describiendo lo que vas haciendo. “El tacto”, dice Theresa Caplan en su libro Los primeros doce meses de vida, “es casi un lenguaje para los infantes”. Muchos estudios han demostrado que tocar a tu bebé, ya sea cargarla, darle besos, acariciarla, ayuda a afianzar tu vínculo con ella o él. También puede ayudarla fisiológicamente, pues de acuerdo con las investigaciones, los niños que reciben más contacto físico desarrollan mejor su sistema inmune, su musculatura y producen más hormona del crecimiento.
El niño necesita suficiente espacio y tiempo para experimentar los elementos tierra, agua, aire y calor. Por esto, el pasar un tiempo al aire libre, por más corto que sea, debería ser parte inseparable de nuestra cotidianeidad, independientemente del clima. Siempre existe la ropa adecuada, cuando las condiciones lo permiten.
Además de experimentar su propio físico, es importante poner el mismo énfasis en que pueda experimentar su entorno. Por las razones mencionadas, no importa el carácter que tenga el entorno del niño, sino que está en manos de los educadores diseñar el espacio vital del niño pequeño con especial cuidado y atención. Esto también significa, una vez más, que quedan en gran medida excluidas las influencias que no son adecuadas para los niños, como las pantallas y los mundos virtuales. Esto no significa que nunca las conocerá, pero hacemos hincapié en proteger a capa y espada la delicada etapa de los primeros tres años del niño.