Muchas madres conscientes me han hecho esta pregunta: ¿Qué hacemos sobre la música y qué tipo de ambiente podemos crear con ella? Cuando haces esta pregunta a Google, la respuesta que obtienes es de lo más frustrante: ¿música para bebé? ¡La que quieras! Esta es una respuesta irresponsable, proveniente de alguien que no tiene ni idea, y que no se quiere tomar la molestia de investigar los impactos del sonido y la palabra sobre la psique de un nuevo ser.
Los niños pequeños viven en un mundo todavía como de ensoñación. No están del todo “despiertos” como los adolescentes o los adultos. Tiene su razón de ser y es importante proteger ese estado. Por lo tanto, recomendamos aquello que puede mantener un clima de tranquilidad y de la ingenuidad de los niños. En la pedagogía Waldorf reconocemos este ambiente como “el ambiente de la Quinta”, refiriéndose a la música, se trata de un intervalo de 7 semitonos. Pero ahondar en la parte técnica será tema de otro momento. Sirva por ahora saber que cuando omites ciertos tonos, como son el Do y el Fa en la escala, la música resultante es una verdadera invitación al cielo. Esta es la escala pentatónica, y su música es dulce, armoniosa y nos mantiene en un modo de ensueño. Entiendo perfectamente que es cuasi imposible lograr este ambiente con la música grabada de la actualidad, y solo si eres músico podrías entender y producir esta música. ¿Qué hacer? Puedes al menos procurar ciertas cosas y evitar otras, como sigue:
Hay una buena variedad de música que puede ser muy bella e inspiradora para los niños pequeños. Todas las canciones de cuna, muchas de las canciones de folklore tradicional, repetitivas, sobre animalitos, etc., son adecuadas. Autores infantiles conocidos de ayer y hoy, solo hay que seleccionar las canciones que te gustan. La mayoría de las canciones de Cri-cri siempre serán actuales, y música como la del grupo chileno Mazapán está hecha con mucho cuidado. También hay varios autores argentinos con música linda para los más pequeños. Sin embargo, para los primeros tres años, o el primer año, incluso la música clásica como la de Mozart podría ser más nutritiva y disfrutable.
Me parece un tanto de mal gusto tener música en bocinas en las fiestas infantiles. Los niños pueden jugar sin necesidad de música ambiental, que solo los sobreestimula y los altera más. Sobre todo en estos tiempos en que vemos más y más casos de trastornos como falta de atención y de hiperactividad, esto es un ataque a su vulnerable alma. Esa música para niños para bailar, resulta en muchos casos excesiva. Todo tiene un lugar, un momento y un cómo.
Lo más importante que podemos hacer es protegerlos de la música contemporánea dirigida a adolescentes, grabada, tocada a todo volumen, que despierta su auto-conciencia demasiado temprano.