Desde hace poco más de 50 años cuando comenzamos a emplear el poder de cómputo para resolver problemas y cálculos complejos —y aun hasta hace poco menos de dos décadas— los servicios de IT se resumían en mantener y garantizar la disponibilidad de la tecnología, así como el resguardo y la seguridad de la información. Para referenciar esta etapa me gusta parafrasear una frase del Génesis “Al principio todo era obscuridad”, después apareció el equilibrio de lo opuesto (el bien y el mal, el Yin y el Yang) y de ese balance se creó la diversidad.
Ante un nuevo horizonte como lo es la era digital (la era de la diversidad), las TI y los servicios relacionados con su operación, soporte y mejora han sido brutalmente sacudidos por un cambio cada vez más radical.
Estamos en un nuevo ciclo de transformación, tal y como se vivió con el nacimiento de la máquina de Touring en la 2ª guerra mundial (vean la película El código enigma ), o del Mainframe y la programación en Fortran 77 (móvil de la película Talentos Ocultos) y desde luego el nacimiento de la PC (como puede verse en Piratas de Silicon Valley).
La demanda de un mercado no solo empresarial, sino ahora cada vez más cercano a lo personal, que adopta la tecnología con mayor agilidad y consume la información tal cual depredador, exige un nuevo paradigma en la entrega de los servicios que soportan y mantienen dicha tecnología.