John Doerr, inversor de riesgo en Silicon Valley, presenta en este libro el sistema OKR (Objectives and Key Results / Objetivos y Resultados Clave), un método probado para definir metas claras, medir el progreso y alinear esfuerzos en cualquier tipo de organización. Inspirado en las enseñanzas de Andy Grove (Intel), Doerr lo aplicó con éxito en empresas como Google, Intel, la Fundación Gates y la campaña ONE de Bono, entre muchas otras.
Los OKR no son solo una técnica de planificación: son una filosofía de ejecución enfocada, medible y ambiciosa que impulsa a los equipos a lograr resultados extraordinarios.
El padre de los OKR fue Andy Grove, ex CEO de Intel, quien adaptó la antigua “Administración por Objetivos” (APO) de Peter Drucker. Grove la transformó en un sistema más ágil, colaborativo y cuantificable. Su premisa fundamental era simple pero poderosa:

A diferencia de la APO, los OKR:
Grove enseñó que los OKR son un instrumento de aprendizaje continuo: una herramienta, no un arma de control.
En 1999, Doerr presentó los OKR a los jóvenes fundadores de Google, Larry Page y Sergey Brin. Los objetivos se convirtieron en el ADN de la compañía. Cada trimestre, Google define sus metas globales, las comparte abiertamente y mide los avances con rigor. Los resultados hablan por sí solos: siete productos con más de mil millones de usuarios cada uno (Search, Android, YouTube, Chrome, etc.).
El caso de Google demuestra que los OKR permiten mantener claridad, foco e innovación a gran escala.
Los OKR obligan a elegir lo esencial. Una organización solo puede enfocarse en 3 a 5 objetivos clave por ciclo. Este enfoque evita la dispersión, permite decisiones estratégicas difíciles y mantiene la energía donde realmente importa.
La transparencia de los OKR rompe silos y une a todos en torno a metas comunes. Cada empleado puede ver cómo su trabajo contribuye al propósito general. El resultado es alineamiento, colaboración y sentido compartido de misión.
Los OKR no se archivan: se revisan constantemente. Los resultados se califican de forma objetiva (“cumplido” o “no cumplido”) y se ajustan según las circunstancias. El seguimiento fomenta la responsabilidad, el aprendizaje y la mejora continua.
Los OKR animan a ir más allá de lo cómodo. Los objetivos aspiracionales (“stretch goals”) buscan alcanzar entre el 60 % y el 70 % de cumplimiento. Fracasar parcialmente se considera un éxito si el reto era lo bastante alto. Este principio crea una cultura donde la ambición y la innovación superan el miedo al fracaso.

Doerr complementa los OKR con los CFR (Conversaciones, Feedback y Reconocimiento), una herramienta para mantener la motivación y el desarrollo humano continuo.
Los CFR reemplazan la obsoleta evaluación anual de desempeño, fomentando una cultura viva de comunicación y aprendizaje.

Estos ejemplos demuestran la versatilidad del sistema, aplicable tanto en tecnología como en salud, filantropía o manufactura.

Los OKR funcionan solo si existe una cultura de confianza, apertura y aprendizaje.Los líderes deben ser mentores y facilitadores, no controladores.La gestión del rendimiento pasa de ser jerárquica a ser colaborativa, transparente y basada en propósito.
“En una cultura OKR, los cargos importan menos que los datos, y los jefes se convierten en entrenadores del talento.”
Mide lo que importa enseña que la claridad genera compromiso y el compromiso genera resultados.Los OKR no son una moda, sino una herramienta transformadora que combina disciplina estratégica con libertad creativa.Cuando se integran con los CFR, crean empresas más ágiles, humanas y enfocadas.
“Los OKR cambian la forma en que trabajamos, colaboramos y soñamos. No se trata solo de medir lo que importa, sino de convertir lo que importa en realidad.”