Este capítulo profundiza en una idea esencial: el valor de la marca Recursos Humanos no lo define el área, sino “el otro”. Los clientes internos —directivos, mandos medios, colaboradores, candidatos, proveedores internos— son quienes determinan si la propuesta de RR. HH. es útil, pertinente, cercana y confiable. El valor no se declara: se percibe. Y esa percepción depende de la capacidad del área para comprender las motivaciones, necesidades y expectativas de quienes reciben sus servicios.
La autora explica que la gestión de RR. HH. solo adquiere valor cuando el cliente interno la reconoce como tal. Esto obliga al área a adoptar una mirada empática, orientada al servicio y basada en la comprensión profunda del “otro”.
El valor no está en lo que RR. HH. hace, sino en cómo lo reciben y experimentan los usuarios. Un proceso técnicamente correcto puede percibirse como poco valioso si resulta lento, complejo o distante. Por el contrario, una solución simple y oportuna puede generar una percepción de alto valor.Según la autora, el valor se compone de cinco elementos:
Cuando estos elementos se alinean, el valor de marca aumenta. Si alguno falla, la percepción se deteriora.
Los stakeholders —grupos de interés— varían según la organización, pero generalmente incluyen:
Cada uno tiene expectativas distintas, necesidades diferentes y formas únicas de evaluar el valor que reciben. Identificarlos correctamente permite diseñar acciones específicas y coherentes.
Comprender qué necesita cada grupo es fundamental. Los directivos esperan agilidad estratégica; los colaboradores buscan claridad y justicia; los candidatos valoran rapidez y transparencia.
La autora resalta que las percepciones pueden diferir completamente de las intenciones del área. Por eso, RR. HH. debe evaluar de manera continua cómo es interpretada su gestión. Las percepciones reales —no las declaraciones internas— son las que definen el valor de marca.
Para conocer qué valor otorga el cliente interno a RR. HH., la autora propone:
El valor se determina cruzando la intención del área con la recepción del cliente interno. Cuando ambas coinciden, el prestigio crece; cuando difieren, se genera brecha de valor.
El capítulo destaca tres herramientas estratégicas:
RR. HH. fortalece su valor cuando demuestra que entiende la realidad del otro.
Gestionar el valor desde la perspectiva del otro implica mover a RR. HH. desde un enfoque centrado en procesos hacia un enfoque centrado en personas. El valor se construye al diseñar experiencias que respondan a las necesidades reales de cada stakeholder.
“El Radar del Valor Percibido” Un instrumento donde RR. HH. evalúa semanalmente:
Este radar permite alinear ejecución con percepción.
Una comprensión profunda del cliente interno que permite ajustar procesos, mejorar experiencias y aumentar el valor percibido de la marca RR. HH.
Incremento significativo del prestigio interno, mejora de la reputación del área y mayor impacto estratégico dentro de la organización.
El valor de la marca RR. HH. no está en los procesos, sino en las personas. Cuando el área escucha, comprende y actúa desde la perspectiva del otro, transforma la relación con sus usuarios y eleva su reputación. En este capítulo, la autora nos recuerda que el prestigio no se construye desde adentro, sino desde la mirada del cliente interno.