En este capítulo, la autora profundiza en un elemento clave para elevar el prestigio de la marca RR. HH.: las buenas prácticas. Estas representan el punto donde la técnica, la coherencia y la calidad se encuentran para producir una gestión confiable, ordenada y predecible.Las buenas prácticas no son simples normas operativas; son un modo de actuar que garantiza estándares altos, consistencia entre áreas, transparencia en los procesos y una base sólida para construir credibilidad.Para la autora, la verdadera profesionalización de RR. HH. ocurre cuando los procedimientos están claros, las auditorías se realizan con disciplina y la calidad se convierte en hábito. En este contexto, las buenas prácticas dejan de ser un apoyo para convertirse en un pilar de la marca interna.
Las buenas prácticas son procedimientos, criterios y conductas diseñadas para asegurar una gestión ordenada, justa y técnicamente sólida. Su estructura incluye:
La autora enfatiza que una buena práctica debe ser:
Las buenas prácticas permiten que cualquier colaborador del área actúe con seguridad técnica y disminuyen el riesgo de errores que afectan el valor de marca.
La calidad de la gestión depende de la existencia de procedimientos formales. Estos procedimientos deben:
La autora detalla la importancia de las auditorías internas, que permiten:
Una gestión sin auditorías depende de la memoria o del criterio individual; una gestión con auditorías depende del sistema. La segunda es la que construye prestigio.
La autora distingue claramente entre:
Una marca sólida no se construye cumpliendo obligaciones, sino superándolas. Las obligaciones evitan problemas; la excelencia construye prestigio. Cuando RR. HH. opera solo desde la obligación, es percibido como un área reactiva; cuando opera desde la excelencia, se convierte en un socio estratégico.
Las buenas prácticas fortalecen la marca RR. HH. porque:
Para la autora, el prestigio interno se gana cuando RR. HH. produce resultados confiables, y estos solo se obtienen cuando las buenas prácticas son parte de la cultura del área. Cada buena práctica aplicada correctamente es una oportunidad para fortalecer la percepción positiva. Cada mala práctica, un riesgo para la reputación.
Las buenas prácticas representan la base técnica y operativa que sostiene la reputación del área. Aplicarlas significa estandarizar procesos, asegurar calidad y demostrar profesionalismo en cada interacción.
“El Tablero de Auditoría de Buenas Prácticas” Incluye:
Este tablero permite monitorear el nivel de excelencia del área y priorizar mejoras.
Procesos más confiables y consistentes, menor improvisación, mayor claridad operativa y una percepción interna de orden, calidad y profesionalismo.
Una marca RR. HH. fortalecida por su seriedad técnica, su capacidad de control interno y su compromiso con la mejora continua.
Las buenas prácticas son la evidencia más visible de la profesionalización del área. Este capítulo recuerda que el prestigio no se construye con palabras, sino con procesos sólidos, auditados y sostenidos en el tiempo. Cuando RR. HH. adopta buenas prácticas como un estándar innegociable, su marca se vuelve fiable, respetada y capaz de guiar con autoridad a la organización.