“Tenemos la tendencia a hacer suposiciones sobre todo. El problema es que creemos que son verdad.” — Dr. Miguel Ruiz
Desde la tradición tolteca, Miguel Ruiz explica que el ser humano, al vivir dentro del sueño colectivo, proyecta constantemente significados sobre lo que percibe.Si alguien no nos saluda, suponemos que está molesto.Si un mensaje no recibe respuesta, imaginamos rechazo.Si algo no encaja, completamos la historia con nuestras creencias y emociones.
Este proceso ocurre tan rápido que parece natural, pero en realidad es una distorsión cognitiva, una forma de construir una narrativa sin fundamento.Las suposiciones se basan en miedo y en la necesidad de control: cuando no sabemos algo, preferimos inventarlo antes que tolerar la incertidumbre.
“Hacemos suposiciones porque no tenemos el valor de preguntar.”
Ruiz explica que las suposiciones son la raíz de muchos malentendidos, discusiones y rupturas personales o laborales.Sucede porque damos por hecho que los demás ven el mundo como nosotros, que saben lo que sentimos o queremos, o que comparten nuestras intenciones.
En el fondo, suponer es exigir que el otro lea nuestra mente o aceptar como cierto lo que nuestra mente imagina sobre el otro.Y cuando el otro no actúa como esperábamos, nos sentimos traicionados, no por lo que hizo, sino por lo que creíamos que debía hacer.
“Todo el drama humano se basa en suposiciones y en tomar las cosas personalmente.”
Ruiz describe cómo estas dos trampas mentales —suponer y tomar las cosas personalmente— se retroalimentan:suponemos lo que los otros piensan, nos lo tomamos como algo personal y terminamos sufriendo por una historia que nunca existió.
Este acuerdo tiene dos direcciones: las suposiciones externas y las internas.
Ser impecable con tu Palabra (primer acuerdo) implica hablar con claridad;no tomarte nada personalmente (segundo acuerdo) implica liberarte del juicio ajeno;no hacer suposiciones (tercer acuerdo) significa vivir desde la verdad en lugar de desde la interpretación.
La cura que propone Miguel Ruiz para romper el hábito de suponer es directa y sencilla:pregunta y comunica.El diálogo consciente reemplaza la interpretación inconsciente.
“Si no entiendes algo, pregunta. Ten el valor de expresar lo que realmente quieres.”
Cuando preguntas, limpias el aire emocional.Cuando comunicas, evitas malentendidos.Y cuando escuchas con apertura, rompes las proyecciones del ego.
Este acuerdo nos invita a practicar la claridad radical: decir lo que pensamos sin máscaras, y escuchar lo que el otro siente sin juzgar.En el silencio del entendimiento genuino, desaparecen los dramas que la mente fabrica.
“No hacer suposiciones” también es una práctica espiritual de humildad.Aceptar que no sabemos lo que ocurre en la mente o el corazón de otro es un acto de respeto y amor.Significa renunciar a la arrogancia del ego que cree tener la verdad sobre los demás.
La mente condicionada teme el vacío de no saber, por eso inventa.Pero el alma libre abraza la incertidumbre, porque confía en la comunicación, la empatía y la verdad.
Ruiz dice que la humildad de preguntar abre las puertas al entendimiento y al amor auténtico, mientras que las suposiciones cierran la conexión y generan desconfianza.
“Encontrarás la paz cuando dejes de suponer lo que otros piensan de ti.”
En el entorno laboral, este acuerdo es vital para prevenir conflictos, malentendidos y desgaste emocional.Las organizaciones son ecosistemas de percepciones, y cuando no hay comunicación clara, las suposiciones proliferan como ruido invisible.
Aplicaciones concretas:
Un líder que no hace suposiciones fomenta la confianza porque no se guía por rumores, intuiciones distorsionadas o juicios anticipados.Esa claridad emocional reduce el drama y aumenta la efectividad colectiva.
“La comunicación clara es la medicina contra el veneno de las suposiciones.”
Imagina que estás caminando en un sendero cubierto de niebla.No ves lo que hay delante, pero tu mente empieza a llenar los huecos:“Seguro hay peligro”, “Alguien podría atacarme”, “No debería estar aquí”.La niebla no es el peligro; la interpretación es el peligro.
Así funcionan las suposiciones: llenan la niebla del desconocido con nuestras sombras interiores.Cuando aprendes a esperar, observar y preguntar, la niebla se disipa y ves la realidad con claridad.
El resultado de vivir este acuerdo es la confianza profunda en uno mismo, en los demás y en la vida.Cuando dejas de suponer, das espacio a la verdad.Y donde hay verdad, hay paz.
En el plano espiritual, Ruiz enseña que no hacer suposiciones es practicar la fe verdadera, no una fe ciega, sino una confianza en la realidad tal como es, sin adornos mentales.En el plano humano, es una invitación a vivir relaciones basadas en la honestidad y el respeto.
Estos tres acuerdos funcionan como engranajes: cuando uno se cumple, los demás fluyen con mayor facilidad.Dejan de operar los mecanismos del miedo, y en su lugar surge la claridad del amor y la conciencia.
El tercer acuerdo es una práctica diaria de verdad interior.Nos enseña que la mente no soporta el vacío, pero que el alma se nutre del silencio y la claridad.Cuando dejamos de suponer, dejamos de inventar historias sobre los demás y sobre nosotros, y empezamos a ver el mundo tal como es.
“No hagas suposiciones y tendrás el valor de vivir tu vida como realmente es, no como crees que debería ser.”
En la vida personal, significa dejar de exigir que otros adivinen tus necesidades.En la vida profesional, significa construir comunicación madura y relaciones libres de drama.En la vida espiritual, significa habitar la verdad presente.
No hacer suposiciones es, en esencia, vivir en la transparencia del amor y la lucidez.