Capítulo 4. Las prioridades correctas




Introducción conceptual


Las prioridades son el timón silencioso del liderazgo. Maxwell afirma que el éxito no depende únicamente del esfuerzo, sino de la capacidad de elegir lo que realmente importa. Un líder avanza cuando distingue lo esencial de lo accesorio, cuando organiza su energía hacia acciones de alto impacto y cuando evita caer en la trampa de la actividad sin dirección. Priorizar es, en esencia, un acto de sabiduría práctica: elegir el camino que conduce a la mayor contribución.

Desarrollo e interpretación


El Principio Pareto —o regla 20/80— es una de las herramientas más poderosas para ordenar la vida y el liderazgo. Maxwell lo explica con claridad: el 20 % de tus acciones produce el 80 % de tus resultados. El problema no es trabajar poco, sino trabajar en lo equivocado.

Aplicado al liderazgo, el principio revela que:

  1. El 20 % de las personas aporta el 80 % de las decisiones clave.
  2. El 20 % de las tareas genera el 80 % del impacto.
  3. El 20 % del tiempo produce el 80 % de los resultados significativos.


Comprender esto permite redistribuir tiempo, energía y recursos para multiplicar la productividad y reducir la fricción. Un líder que no domina sus prioridades vive en agonía organizativa: siempre ocupado, siempre corriendo, siempre apagando incendios. Mientras que un líder que prioriza vive organizado, enfocado y en movimiento estratégico.

Maxwell invita a evaluar tres dimensiones decisivas para escoger prioridades:

  1. Requisito: aquello que solo tú puedes hacer y no puede delegarse.
  2. Rendimiento: aquello que produces mejor que los demás y genera más impacto.
  3. Recompensa: aquello que disfrutas y te llena de energía.

Cuando estos tres elementos se alinean, las prioridades se vuelven evidentes. De lo contrario, el líder cae en tareas triviales, interrupciones constantes y decisiones dispersas. Por eso Maxwell repite una idea poderosa: lo bueno es enemigo de lo mejor. Elegir bien implica renunciar.

El autor usa historias memorables —como la del entrenador de leones paralizado por las cuatro patas de la banqueta— para ilustrar que demasiadas prioridades crean confusión, agotamiento y parálisis. Un líder saturado pierde enfoque, velocidad y claridad. La prioridad, en cambio, libera.

Aplicación práctica


La habilidad de seleccionar pocas acciones esenciales que generan el mayor impacto y alinean tu vida con tu propósito.

Qué hacer (microacciones):

  1. Identifica tu 20 % esencial: haz una lista de tus actividades y marca las que realmente producen resultados significativos.
  2. Elimina o delega el 80 % restante: libera espacio mental y tiempo para lo que importa.
  3. Comienza el día con una tarea de alto impacto: evita empezar con actividades pequeñas o urgentes.
  4. Diseña tu agenda, no permitas que otros la llenen: toma el control del calendario.
  5. Evalúa mensualmente tus prioridades: ajusta según tu propósito y resultados.

Herramienta / Hook: La matriz de priorización 20/80: divide tus actividades en cuatro bloques y coloca allí tus tareas semanales. Mantén solo las que pertenezcan al 20 % de mayor impacto.

Resultado esperado: Organización clara, reducción del estrés, decisiones más sabias y un incremento notable de efectividad.

Beneficio: Vivir y liderar desde el enfoque, no desde la reacción; avanzar hacia metas reales sin dispersión ni agotamiento.

Reflexión final


Priorizar es un acto de liderazgo interior: elegir lo que conduce a tu propósito y dejar atrás lo que te distrae. Cuando un líder domina sus prioridades, domina su rumbo; y donde hay rumbo, hay crecimiento, dirección y significado.