Cómo hacer que te pasen cosas buenas nace en el cruce entre la psiquiatría clínica, la neurociencia moderna y la vida cotidiana. Marian Rojas Estapé escribe desde su experiencia en consulta, observando cómo los pensamientos, las emociones y la forma de interpretar la realidad impactan en el cuerpo, en la salud y en la manera en que una persona vive su día a día. El libro se apoya en hallazgos de la neurobiología, el estudio del inconsciente y la psicosomática para mostrar que lo que sentimos y pensamos no es algo abstracto: tiene correlatos físicos medibles en el cerebro, en las hormonas, en el sistema inmune y hasta en la evolución de ciertas enfermedades.
La autora explica que hoy sabemos mucho más sobre cómo funciona el cerebro ante el estrés, el miedo, la incertidumbre o la ilusión. La neurociencia —en especial la neurobiología y el estudio de los procesos inconscientes— permite comprender mejor por qué reaccionamos como reaccionamos, por qué algunos se bloquean ante la adversidad y otros logran crecer a partir de ella. El libro se presenta como un intento de “simplificar lo complejo”: hacer accesible, con lenguaje claro, un conocimiento científico que puede mejorar la forma en que gestionamos nuestras emociones y decisiones.
En el corazón del libro hay varios grandes problemas humanos que se entrelazan: el estrés crónico, los patrones de apego, la dispersión de la atención y las heridas emocionales no resueltas. Rojas Estapé describe cómo el estrés sostenido altera el organismo desde dentro: eleva el cortisol, desequilibra sistemas fisiológicos básicos y, a largo plazo, se asocia a inflamación, vulnerabilidad inmunitaria e incluso a la evolución de enfermedades graves. No se trata solo de “estar nervioso”: se trata de un estado de alerta permanente que desgasta el cuerpo y la mente.
A ello se suman las huellas de la infancia: estilos de apego, traumas, experiencias de rechazo, abandono o incomprensión que dejan marcas en la forma de mirarnos a nosotros mismos y de relacionarnos con los demás. La autora muestra, apoyándose en la literatura sobre resiliencia y trauma, cómo un mismo hecho puede convertirse en un bloqueo duradero o en un punto de inflexión, según el contexto afectivo y la red de apoyo que rodea a la persona.
Otro eje central es la atención: vivimos hiperestimulados, con la mente constantemente secuestrada por preocupaciones, dispositivos, redes y contenidos que fragmentan la conciencia. Esa atención dispersa facilita la rumiación, la ansiedad anticipatoria y el sentimiento de no llegar a nada. El libro plantea que muchas personas no son conscientes de cómo su foco mental alimenta estados de ánimo tóxicos y mantiene activadas viejas heridas, incluso cuando el peligro ya no está.
Frente a este panorama, la propuesta de Marian Rojas Estapé es clara: entender cómo funciona tu mente para dejar de vivir en modo automático y empezar a tomar decisiones que te hagan bien. El libro no ofrece “recetas mágicas” de felicidad rápida; más bien, invita a recorrer un camino de autoconocimiento que permita identificar qué te estresa, qué te hiere, qué patrones repites y cómo puedes intervenir en ellos.
La autora insiste en que la actitud y la predisposición ante la vida influyen en lo que nos sucede. No porque todo dependa de la voluntad, sino porque el cerebro, las emociones, los genes, las células y los pensamientos forman un sistema integrado: cambiar la forma de responder a las circunstancias modifica gradualmente el sistema completo. Comprender el cerebro, gestionar las emociones y revisar las creencias limitantes son tres ejes que se repiten a lo largo de la obra como base para mejorar la calidad de vida y acercarnos a la felicidad posible, no idealizada.
El libro propone una visión profundamente integrada: la salud mental, la salud física y la biografía emocional no pueden separarse. La conexión entre emociones y cuerpo se ilustra con ejemplos clínicos y con estudios que muestran cómo el estrés emocional crónico altera la inflamación, el sistema inmune, la longitud de los telómeros y, en consecuencia, la forma en que envejecemos o enfermamos. De igual modo, se explica cómo estados de ánimo más equilibrados, relaciones nutritivas y una buena gestión del estrés pueden favorecer procesos de reparación y protección en el organismo.
En este enfoque, la neurociencia no se usa para impresionar, sino para fundamentar algo muy práctico: gestionar bien las emociones es una forma de cuidar el cuerpo, y cuidar el cuerpo ayuda a sostener una mente más estable. Entender la química del estrés, la memoria, el miedo o la recompensa permite al lector tomar decisiones más conscientes sobre su descanso, su entorno, sus hábitos, sus vínculos y su forma de interpretar lo que le sucede. Desde esta base, el libro se presenta como un “camino apasionante para entendernos y reinventarnos”, una invitación a sacar “Tu Mejor Versión” y demostrar que, cuando ordenas tu mundo interior, se abren posibilidades nuevas en el exterior.