Capítulo 2 — La mente, la atención y la hiperestimulación



Introducción conceptual: la atención como recurso psicológico


La atención es uno de los bienes más valiosos del ser humano. No solo determina lo que vemos, sino lo que existe para nosotros. Marian Rojas Estapé subraya que la calidad de nuestra vida depende, en gran medida, de aquello que ocupa nuestra mente: lo que miramos, lo que pensamos, lo que repetimos y a lo que damos valor sin darnos cuenta. En el pasado, la atención era un recurso estable; hoy es un campo de batalla. La hiperconectividad, el exceso de estímulos y la avalancha de información fragmentan el foco mental, reducen la capacidad de presencia y generan una sensación permanente de dispersión. La mente, saturada, pierde profundidad y cae en estados de ansiedad, impulsividad y agotamiento emocional.La autora plantea una idea contundente: aprender a dirigir la atención —y protegerla— es una forma concreta de mejorar la salud mental, la claridad interna y la calidad de nuestras decisiones.

Multitarea, dispersión mental, dopamina digital


Uno de los principales enemigos de la atención es la multitarea. Aunque culturalmente se celebra, la neurociencia demuestra que el cerebro no realiza varias tareas a la vez: simplemente alterna rápidamente entre ellas, perdiendo eficiencia, memoria y estabilidad emocional. Este “cambio de foco” constante agota la energía mental y aumenta la sensación de no avanzar en nada.A ello se suma el impacto de la dopamina digital. Cada notificación, mensaje, video corto o estímulo visual activa el circuito de recompensa del cerebro. Es una dopamina rápida, efímera y adictiva, que empuja a la mente a buscar estímulos cada vez más intensos y frecuentes. Con el tiempo, esto reduce la tolerancia al aburrimiento, dificulta la concentración profunda y favorece pensamientos intrusivos.La dispersión mental se convierte en el estado por defecto: la mente salta de idea en idea, de preocupación en preocupación. La autora explica que esto activa la “red neuronal por defecto”, que tiende a la rumiación, la ansiedad anticipatoria y el autosabotaje. La incapacidad de sostener la atención en el presente genera sensación de caos interno, fragilidad emocional y baja productividad.

Aplicación práctica


El entrenamiento de la atención es el proceso por el cual enseñamos a la mente a permanecer en un solo punto: una tarea, una conversación, una sensación o un pensamiento consciente. Implica reducir la impulsividad, calmar el ruido interno y devolver estabilidad a los procesos mentales.

Qué hacer (microacciones)

  1. Establecer “momentos sin pantalla” en horarios clave: mañana, comida y noche.
  2. Usar la regla del “bloque único”: trabajar 15–25 minutos sin interrupciones antes de revisar el móvil.
  3. Practicar la atención plena en acciones cotidianas: ducharte, respirar, caminar, comer.
  4. Reducir el consumo de estímulos rápidos (scroll infinito, reels, multitarea audiovisual).
  5. Terminar siempre la tarea que empezaste, incluso si es pequeña: esto reeduca el cerebro.
  6. Observar en silencio 1 minuto varias veces al día: notar pensamientos sin reaccionar.

Herramienta / hookLa técnica del 1–1–1:

1 minuto para respirar, 1 minuto para observar el cuerpo, 1 minuto para revisar el foco actual.En 3 minutos, la mente vuelve al presente.

Resultado esperado

Mayor claridad mental, capacidad de concentración sostenida, menor ansiedad y un aumento notable de productividad sin saturación emocional.

Beneficio

La mente entrenada deja de reaccionar a cada estímulo y recupera su capacidad de elegir. Esto mejora la estabilidad emocional, fortalece la toma de decisiones y abre espacio para experiencias más profundas y satisfactorias.

Reflexión final


La atención determina el rumbo de la vida: aquello que observas crece, aquello que ignoras se desvanece. Marian Rojas Estapé propone recuperar la atención como un acto de poder personal. En un mundo diseñado para dispersarnos, la presencia se convierte en un acto de rebeldía y autocuidado. Dirigir la atención hacia lo que nos construye —y retirarla de lo que nos fragmenta— transforma por completo la experiencia interior. La atención, cuando se entrena, se convierte en una brújula capaz de guiar la vida hacia mayor serenidad, sentido y bienestar profundo.