El liderazgo resiliente es uno de los factores más determinantes para la salud emocional y la capacidad adaptativa de una organización. Véliz plantea que, en tiempos de incertidumbre, el liderazgo deja de ser una función técnica o jerárquica para convertirse en un acto profundamente humano: sostener, escuchar, orientar y crear condiciones para que otros puedan florecer incluso en la adversidad. El capítulo subraya que la resiliencia cultural depende en gran medida del tipo de liderazgo que se practica: uno basado en la ética, la empatía y la coherencia, o uno centrado en el control, la distancia y el miedo.
El autor distingue dos fuerzas opuestas dentro de las organizaciones.
En contextos adversos, la diferencia entre ambos tipos de liderazgo puede amplificarse: mientras unos unen, otros fragmentan. Cuando el liderazgo no cuida, la organización pierde cohesión; cuando sí lo hace, se fortalece desde adentro.
Véliz enfatiza que el liderazgo resiliente no puede existir sin un fundamento ético sólido. La ética —como eje de decisiones y comportamientos— permite que los equipos confíen en que las acciones del líder no responden únicamente a intereses funcionales, sino al bien común. A esto se suma la empatía, que habilita al líder a reconocer el estado emocional del equipo, y la coherencia, que convierte los valores institucionales en prácticas concretas. Cuando un líder actúa desde estos tres principios, se convierte en un modelador cultural: inspira comportamientos, reduce el miedo y abre espacios para el diálogo y la creatividad.
El autor sostiene que uno de los aportes más profundos del líder resiliente es la capacidad de generar sentido en situaciones donde la incertidumbre predomina. Crear sentido no es maquillar la realidad; es ayudar a las personas a comprenderla, nombrarla, navegarla y encontrar un propósito compartido. El líder resiliente:
Cuando el sentido se pierde, el trabajo se vacía; cuando el líder ayuda a reconstruirlo, la energía colectiva se renueva.
Un enfoque de liderazgo basado en la humanidad, la ética y la capacidad de sostener emocionalmente a las personas en contextos complejos.
Qué hacer (microacciones)
Herramienta / hook
“La triada del líder resiliente”
Resultado esperado
Equipos que confían en su liderazgo, culturas más estables emocionalmente y organizaciones preparadas para enfrentar adversidades con unidad.
Beneficio
Mayor bienestar, menor rotación, mayor compromiso y una cultura institucional capaz de regenerarse en lugar de quebrarse ante la presión.
El liderazgo resiliente no se mide por la autoridad, sino por la capacidad de acompañar y transformar. En tiempos difíciles, los líderes pueden convertirse en fuentes de miedo o en faros de esperanza. Este capítulo revela que la verdadera resiliencia surge cuando el liderazgo pone en el centro la ética, la humanidad y la coherencia, creando bases sólidas para que toda la organización pueda levantarse y avanzar con sentido.