Capítulo 11. Convivir con personas estresadas en el trabajo



“No se puede razonar con alguien que está en modo supervivencia; primero hay que ayudarle a salir de él.” — Géraldine de Radigues

Introducción conceptual


El estrés no es una experiencia aislada. En el entorno laboral, afecta a equipos completos y pone a prueba la calidad de las relaciones. Este capítulo aborda un desafío frecuente y delicado: cómo convivir con personas estresadas sin amplificar el conflicto ni sacrificar el propio equilibrio.

La autora propone una mirada empática y estratégica. Comprender el funcionamiento del estrés en el otro permite dejar de personalizar reacciones y abrir espacios de diálogo más humanos y eficaces.

Reconocer el estrés en los demás


El primer paso para una convivencia saludable es reconocer las señales de estrés en los otros. Estas pueden manifestarse como:

  1. irritabilidad o cambios bruscos de humor,
  2. respuestas desproporcionadas,
  3. silencios prolongados o retraimiento,
  4. rigidez en las opiniones,
  5. necesidad excesiva de control.

Entender que estas conductas suelen ser expresiones de un estado de supervivencia ayuda a no interpretarlas como ataques personales. Reconocer el estrés no es justificarlo, sino contextualizarlo.

Qué no hacer ante alguien estresado


La autora es clara en este punto: hay respuestas bienintencionadas que empeoran la situación. Entre las más comunes:

  1. intentar razonar en pleno momento de tensión,
  2. minimizar el malestar (“no es para tanto”),
  3. confrontar desde el juicio o la acusación,
  4. exigir calma o control inmediato,
  5. responder con la misma agresividad.

Estas reacciones aumentan la sensación de amenaza y refuerzan el modo supervivencia del otro.

Comunicación sin juicio ni confrontación


Una vez que el momento de máxima tensión ha pasado, es posible abrir un espacio de comunicación más constructivo. La autora propone una comunicación basada en hechos y experiencias personales, no en juicios.

Esto implica:

  1. describir lo ocurrido de forma concreta,
  2. expresar cómo afectó emocionalmente,
  3. evitar etiquetas o interpretaciones,
  4. escuchar sin interrumpir.

Este tipo de comunicación reduce defensas y facilita que el otro tome conciencia de su impacto sin sentirse atacado.

Construir confianza y soluciones compartidas


El objetivo final no es señalar al otro, sino construir soluciones conjuntas. Cuando el estrés se aborda desde la cooperación, se fortalece la confianza y se previenen futuros conflictos.

La autora destaca que reconocer que todos atravesamos momentos de estrés genera un clima de comprensión mutua. Desde allí, es posible acordar nuevas formas de actuar ante situaciones similares, anticipando apoyos y límites claros.

Aplicación práctica — Playbook




Convivir con personas estresadas implica comprender su estado emocional y responder de forma consciente, sin alimentar el conflicto.

Qué hacer (microacciones)


  1. Observar el comportamiento sin personalizarlo.
  2. Esperar a que baje la tensión antes de dialogar.
  3. Describir hechos, no intenciones.
  4. Expresar el impacto personal con respeto.
  5. Buscar acuerdos prácticos para futuras situaciones.
Herramienta / hook

Conversación en frío: elegir un momento de calma para hablar del episodio estresante, enfocándose en soluciones y no en culpables.

Resultado esperado


Reducción de conflictos y mejora del clima relacional.

Beneficio


Relaciones laborales más sanas, basadas en la confianza, la comprensión y la corresponsabilidad.

Reflexión final


Convivir con el estrés ajeno es un aprendizaje relacional. Cuando dejamos de reaccionar y empezamos a comprender, transformamos el conflicto en una oportunidad de crecimiento colectivo. La calidad de nuestras relaciones laborales depende, en gran parte, de cómo gestionamos el estrés propio y el de los demás.